¿Qué no podemos ver con nuestros ojos?
Sin categorizarNo los vemos pero los respiramos. Son los Contaminantes de Aire. Se encuentran en el ambiente y circulan entre nosotros constantemente. La EPA (Agencia de Protección del Medio Ambiente por sus siglas en inglés) los clasifica por el tamaño de su diámetro. De esta forma tenemos partículas ultrafinas (hasta 0.1 micras), finas (igual o menor a 2.5 micras) y gruesas (igual o menor a 10 micras). Por otro lado, la EPA distingue entre tres tipos de Contaminantes de Aire: las partículas de suspensión, los gases y los microorganismos.
Las partículas de suspensión, llamadas PM (por sus siglas en inglés de particulate matter), son una mezcla de compuestos microscópicos o muy pequeños en forma de líquidos y sólidos suspendidos en el aire. El pequeño tamaño de estas partículas hace que no se depositen en el suelo, o que tarden mucho en hacerlo, permaneciendo mucho tiempo en suspensión en el aire. Cuanto más grandes sean, antes se depositarán en el suelo. Las más pequeñas pueden viajar cientos de kilómetros mientras que las más grandes tienden a caer antes y más cerca de su lugar de origen.
Estas partículas provienen del medio natural y de la actividad humana. Del primer caso encontramos las partículas procedentes de la actividad volcánica, el polvo que se produce por la descomposición de rocas o el polen. Otros casos también serían los ácaros del polvo, el moho o la caspa de mascotas. Por otro lado, las PM producto del ser humano son las más abundantes. Aquí tendríamos las producidas por la combustión de los motores, el desgaste de neumáticos y frenos, y la actividad industrial (canteras, minería, cemento, etc.). Normalmente, las partículas creadas por la actividad humana son más pequeñas que las que provienen del medio natural.
El segundo tipo de Contaminantes de Aire son los gases. Conocidos como compuestos orgánicos volátiles (COV/VOC’s), se trata de hidrocarburos que se encuentran en estado gaseoso a temperatura ambiente normal o que son muy volátiles a dicha temperatura. Pueden proceder tanto del medio ambiente (COV biogénicos) como de la actividad humana (quema de combustibles, evaporación de disolventes orgánicos, etc.). Ejemplos de COV son pinturas y barnices, disolventes, limpiadores, aerosoles o ambientadores.
Por último, tenemos a los microorganismos donde se encuentran de menor a mayor tamaño, los virus, los gérmenes y los hongos. Los microorganismos dispersados por el aire producen enfermedades en plantas, animales y humanos, causan alteración de alimentos y materiales orgánicos y contribuyen al deterioro y corrosión de monumentos y metales. Su función principal es la de descomponer la materia orgánica convirtiéndola en materia inorgánica que vuelve a ser utilizada por los productores.