¿Cómo afecta la calidad del aire a nuestro cerebro?

Calidad del aire interior

Se ha hablado numerosas veces que una mala calidad del aire, tanto exterior como interior, afecta negativamente a nuestro cuerpo. A menudo, se habla de como afecta a nuestros pulmones, nuestra capacidad de concentración… Pero, pocas veces se habla del impacto que una mala calidad del aire puede tener en nuestras funciones neuronales más básicas.

El enlace entre la mala calidad del aire y nuestro cerebro

Existen diversos tipos de partículas que tienen efectos bastante variados y diferentes en nuestro organismo. Pero, un estudio comprobó que las que más afectan a nuestro cerebro son las partículas ultrafinas. Este tipo de partículas presentan más retos. Tanto para nuestra salud, como para la filtración de las mismas. Ya que, tal como indica su nombre, tienen un tamaño extremadamente pequeño y por eso son más difíciles de controlar.

Estas partículas ultrafinas tienen la capacidad de adentrarse en nuestras células. Debido a su pequeño tamaño y pueden llegar a partes de nuestro cuerpo donde su presencia es altamente peligrosa. Por eso, se les han relacionado modificaciones en nuestro ADN y otros sistemas celulares. Estas modificaciones crean demencia o incluso en algunos casos se ha llegado a relacionar con la enfermedad del Alzheimer

Por ejemplo, un estudio en la Universidad de Toronto apuntó que las personas que viven a menos de 50 metros de una carretera presentan más síntomas de demencia que otras que pueden estar más alejadas de la exposición a la contaminación por el tráfico. También, un estudio realizado en la Universidad del Sur de California (USC), advirtió que los perros que habían vivido en zonas altamente contaminadas presentaban síntomas relacionados con la enfermedad del Alzheimer, como la desorientación o la incapacidad de reconocer a sus dueños en algunas ocasiones. Por último, un estudio también realizado en la USC, a través de ratones, descubrió que los roedores que estuvieron más expuestos a aerosoles, presentaban síntomas como la perdida de memoria u otros síntomas relacionados con alteraciones cerebrales. 

¿Quién está más expuesto?

Se ha comprovado que estas partículas están ligadas a enfermedades cerebrales o a modificaciones celulares que provocan demencia, Alzheimer otros síntomas de daño cerebral.

Las personas que están más expuestas a los efectos de las partículas ultrafinas son las personas que viven o frecuentan espacios cerca de carreteras, puertos o en epicentro de zonas con alertas por altos niveles de contaminación. Actualmente y desgraciadamente, esto conforma una gran parte de la población. El problema no radica en salir fuera de casa sin protección y encontrarnos con la alta contaminación exterior. El problema reside en que la contaminación exterior, se cuela en nuestros espacios interiores por muchos puntos. Tanto en nuestras casas, como lugares de trabajo, ocio… Y normalmente, se queda encerrada dentro, sin vía de escape y penetrado en nuestro organismo, creando efectos invisibles al momento, pero irreversibles con el tiempo.

Echa un vistazo a nuestra gama de purificadores de aire para eliminar las partículas ultrafinas y no enfrentarte a sus efectos en cualquiera de tus espacios. 

¿Cómo mejorar la contaminación?

Para combatir la contaminación exterior, nosotros podemos intentar colaborar, pero aún debido a nuestra dependencia de los combustibles fósiles es complicado eliminar totalmente la contaminación atmosférica. Aunque el aire exterior y su calidad no lo podemos controlar, si tenemos la capacidad de controlar que entra de él en nuestros espacios interiores.

Nos pasamos el día en espacios interiores, nos despertamos en nuestra casa, nos vamos a nuestro lugar de trabajo o a estudiar, vamos a restaurantes, gimansios, cines, supermercados… Si estos lugares no están corretamente diseñados ponemos mucho en juego.

Con la filtración y las normas que se han creado para mejorar la calidad del aire y proteger nuestro cuerpo, podemos eliminar estas partículas ultrafinas tan peligrosas. Aún así, aún no está comprobado que simplemente las leyes actuales pueda proteger lo suficiente los cerebros que envejecen o personas que son genéticamente propensas al Alzheimer.

Otra herramienta que nos ayuda a saber qué filtración necesita nuestros espacios interiores es la norma ISO 16890. Esta nos proporciona unos parámetros que indican la eficacia de un filtro para un rango determinado de partículas, lo que logra la menor concentración de ePM posible. Por eso, cuando creamos un diseño de un espacio es fundamental tener en cuenta la ISO 16890, para que en un futuro las partículas ultrafinas no tengan un efecto en nuestra capacidad cerebral.

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